Inicio

Contacto Arbol Romar Asociación A Fonte  Dedales Celsa
HISTORIA > Pagos feudales
 

PAGOS FEUDALES

 

 

 

La palabra “señor” tiene varias acepciones en el diccionario español, una de ellas dice: poseedor de estados y lugares (...) feudal (...) de horca y cuchillo, el que tiene jurisdicción para castigar hasta con la pena capital. A estos “señores” son a los que nos referiremos, destacando tanto su abuso recaudador, como sus conductas, más restrictivas, del largo y oscuro período feudal.

 

A partir de la caída del Imperio romano se fue formando en toda Europa una sociedad donde primaba una minoría de grandes propietarios sobre una mayoría de pequeños campesinos. En Galicia (que es a donde me referiré, haciendo hincapié en Fornelos), se inicia con el Reino visigodo, y varios siglos después tiene un gran arraigo en todo el territorio.

 

La concentración de propiedades se fue llevando a cabo mediante concesiones vitalicias que hacían los reyes a familiares y validos. Más tarde, también los grandes comerciantes y los beneficiados del régimen fundaron nuevos mayorazgos. Unos y otros aumentaron su patrimonio mediante matrimonios de conveniencia, herencias,  deudas que contraían los pequeños propietarios, (como podía ser el “censo”, el cual al ser abusivo no lo podían pagar), e incluso por donaciones que éstos hacían a los señores, con la promesa de su protección. Por otro lado, los grandes monasterios (Sobrado, Oseira, Oia, etc.), también fueron agasajados con grandes extensiones de terrenos por parte de los reyes y por donaciones de particulares.

 

A pesar de que los señores tenían que cumplir ciertas leyes, dejaron de ser protectores y cercenaron los derechos de los vasallos, exigiéndoles cada vez nuevos deberes. Así los pagos por obligaciones y regalías que tenían que hacer los vasallos a los señores (legos o religiosos) eran cada vez más elevados, injustos y caprichosos. De ellos, el de mayor cuantía  era el foro; luego había otros como: vasallaje, derechos de señorío, pedido o luctuosa. Y, por último, una gran cantidad de pagos de lo más variopinto. Si a éstos le añadimos los destinados a sostener el clero, tenemos que alrededor del 50% de lo que producía el campesino, era para hacer frente a  sus obligaciones.

 

Sólo los foros y los diezmos, eran más o menos comunes. El resto variaban de una jurisdicción a otra, e incluso entre aldeas limítrofes de una misma jurisdicción.

 

Podríamos decir que hoy incluso pagamos más, pero hay que matizar al menos dos cosas. Primero, no es lo mismo prescindir del cincuenta por ciento que nos sobra para vivir, que si dicho porcentaje nos fuese imprescindible para sobrevivir. Y segundo, que, a pesar de lo mucho que pagaban, no recibían a cambio prestación alguna. 

 

Los campesinos eran como los grandes almacenes en la actualidad, servían a domicilio todo lo que necesitaban los señores, pero con el agravante de que estos lo hacían gratis. Los pagos los hacían en dinero, cereales, vino,  fruta, mantequilla, miel, tocinos, vacas, corderos, gallinas, carros de leña, transporte de mieses, mano de obra gratuita, etc.

 

Como la ley más implantada era la costumbre, el feudalismo se convirtió así en un mecanismo de esclavitud y sus siervos en esclavos autónomos. Tenían obligaciones con todas las personas situadas más arriba:  condes, marqueses, mitras, monasterios, etc., hasta llegar a la suprema autoridad del rey. Y éstos le recompensaban con... todo tipo de autoridad, injusticia, tortura, humillación o vejación.

 

Con esta estructura los señores feudales se hicieron dueños de casas, tierras y ganados. Tenían sus criados para trabajar las fincas que rodeaban las fortalezas o monasterios, donde había frailes que, aunque pertenecían a la congregación, eran simples labradores. El resto de las tierras estaban divididas en pequeñas parcelas, que eran agrupadas a distintas casas o chozas. Una casa con su grupo de parcelas, supuestamente suficientes para sostener a una familia, y obtener los frutos necesarios para pagar las rentas se conocía con el nombre de “lugar”, las cuales eran aforadas a colonos en condiciones abusivas.

 

Para tener una idea de lo que era el feudalismo, nada mejor que ver lo que dice en sus memorias D. Juan-Antonio Posse, cura, natural de Soesto-Laxe (A Coruña), cuando se dirige a sus feligreses de San Andrés del Rabanedo (León), en defensa de la constitución de 1812:

Pero en donde se ven reunidos los horrores del feudalismo es en Galicia, toda ella esclava de duques, condes, monasterios, mitras, cabildos, conventos, iglesias, abades, priores, &c. ¿Quién podrá referir las usurpaciones, las injusticias, las preferencias con que apesadan el yugo de la esclavitud sobre aquellos infelices? La propiedad de los pueblos de Galicia toda, es de corporaciones y familias privilegiadas, y los brazos y la sangre, las vidas y la exîstencia de los demas hombres les pertenece como de derecho. Despues de los diezmos, las primicias, las oblatas, las contribuciones de la nación y las rentas, que en ninguna parte son menos del dos por uno, deben ir á la pesca, á la caza, á las monterías: respetar á los señores y sus animales: contribuir con las luctuosas y otras cargas injustas, sin recibir de los señores mas consuelo que llenarles de curas, cortejantes ó lacayos, pages ó sacristanes y otros sugetos no menos viles é indignos, habituados á la esclavitud, á las baxesas y á ser los ministros de los placeres de estos reyezuelos, que se consumen y vegetan en la voluptuosidad y en el fausto. Cualquiera que tenga sentimientos de humanidad, debe enternecerse á la vista del triste expectáculo que ofrecen los aldeanos de Galicia. Vestidos de un burdél grosero, descalzos de pie y pierna, despues de remar todo un día sin mas alimento que un poco de pan de maiz y agua caliente, se van á guarecer con los animales, aun los mas inmundos y á ser pasto de los insectos. Son dueños estos señores de prender, multar y hasta del pud... perdonadme, señores, en mi indignación: son dueños del pudor de las mugeres. Conozco un pueblo, cuyo terreno será como de media legua en toda su circunferencia: y despues de las cargas referidas, mantiene un gran mayorazgo, un convento de monjas y otras pensiones considerables en dinero, aves, &c. que contribuye por razon de foros, exâmen de doctrina, sacramentos, letanias, patronos, Santísimo, &c. Las justicias nombradas por los señores resolvian todos los pleitos en su favor, sin tener el triste remedio de la apelación, reducidos á  tanta pobreza. Tales son los efectos del gobierno de los señores; si se puede dar el nombre de gobierno á una política monstruosa, destructiva de todo orden, y contraria á las nociones mas simples de la sociedad. ¡Feliz Galicia, si desnudándose del resto casi maquinal con que se humilla á los caprichos de sus señores, declara á estos tiranos una guerra no menos implacable que la que sostiene con tanta gloria contra el comun devastador de la tierra, y coadyuva con los nobles sentimientos de nuestros representantes, que se esmeran por libertarla de estos enemigos domésticos!.

Aun son mucho mas repugnantes los señoríos de los eclesiásticos y religiosos que los señoríos legos. Como si la religión por si sola no tuviese bastante en que ocupar á sus ministros.... Richar Herr. MEMORIAS DEL CURA LIBERAL JUAN ANTONIO POSSE CON SU DISCURSO SOBRE LA CONSTITUCIÓN DE 1812.

 

Se puede seguir con más datos de las memorias de este cura liberal, arrogante y valiente. No obstante, creo que, con lo expuesto, nos podemos imaginar las humillaciones que sufrieron nuestros antepasados.

 

El régimen feudal se sostuvo durante siglos, y debido a esto fue muy difícil de erradicar. En 1811 se aprueba, por decreto, abolir los señoríos y la jurisdicción. Más tarde, en  1849 y 1874, se producen sentencias aboliendo las prestaciones y regalías  y, a pesar de todo, prácticamente llegó  hasta nuestros días, asociado con el caciquismo.

 

Lo más triste es que, aun hoy, le rendimos pleitesía y aceptamos su protagonismo. Así por ejemplo, cuando ya estábamos entrando en el siglo XXI, TVE retransmitió una boda, donde lo único destacable era que la novia descendía de estas familias (todavía viven sin trabajar) y que el novio era torero. Uno no lo vería mal si previamente dedicaran el mismo tiempo que dedicaron a la retransmisión (así se ha hecho en otras ocasiones) a hacer un breve resumen de la vida de los antepasados de la novia (la de la madre del novio, se cubre con una sola palabra), citando por ejemplo a María del Pilar Teresa Cayetana,  XIII duquesa de Alba, muy conocida por posar para Goya en sus cuadros de las majas, por su vida amorosa o por su derroche económico.

               

Esta gente se lo había montado todo muy bien. Para ellos el trabajo era una deshonra y en vez de emplear sus ingresos procedentes de la tierra en la industrialización del país o en una actividad  de tipo productivo, preferían gastar el dinero en fiestas y diversiones. Por ello y dada la cantidad de vagos y de gente que se moría de hambre por no trabajar, hubo que abolir las leyes que les amparaban y sostenían en aquella situación: 

Madrid, 18 de marzo de 1783 - El rey Carlos III promulga una real cédula por la cual queda abolida la deshonra legal de ciertos trabajos, al tiempo que se rehabilitan muchos oficios, y se declaran nulas todas las disposiciones discriminatorias existentes por ejercer determinados menesteres. Así oficialmente, nobles e hidalgos podrán abandonar la ociosidad a la que las leyes los sometían, y gentes llanas, enriquecidas con diversos trabajos, podrán tranquilamente acceder a cargos públicos o instituciones religiosas hasta el momento vetadas a ellos. Pero sólo oficialmente, ya que la ley no puede acabar de pronto con una mentalidad arraigada desde hace siglos, y con unas costumbres y formas de vida ya institucionalizadas. Por todo ello, el noble y el hidalgo se guardarán  de participar en el proceso productivo, prefiriendo pasar hambre o penuria antes que tener que trabajar. CRONICA DE ESPAÑA  de Plaza & Janés.

 

Años más tarde, visto que se seguían fundando mayorazgos y vínculos, hubo que publicar otra real cédula restringiendo dichas fundaciones, ya que eran muchos los que querían pertenecer a esta clase social, y luego no tenían rentas para vivir sin trabajar:

Madrid, 14 de mayo de 1789 - Redactada por Floridablaca, una real cédula que prohibe fundar mayorazgos que tengan una renta inferior a los 3.000 ducados (33.000 reales).

Mucha gente de escasa fortuna y demasiada vanidad había fundado mayorazgos únicamente para asemejarse en algo a la nobleza, condenando a su titular a la ociosidad.

Y, con menos de 3.000 ducados anuales, no puede mantener a una familia con la señorial ostentación  que se pretendía. No es una cuestión  clasista, sino económica y el propio Jovellanos comparte esa idea, aun reconociendo la necesidad del mayorazgo para el sostenimiento de la nobleza útil a la sociedad.

El duque de Alba, el más poderoso tiene 500.000 ducados anuales de renta: el marqués de Santa Cruz, cuyos beneficios sólo  rozan los 80.000 ducados, se considera pobre. CRONICA DE ESPAÑA  de Plaza & Janés.

 

A pesar de que en sus orígenes pudo ser necesaria, no logro ver cual fue la nobleza útil a la sociedad, pero... si lo decían personas tan ilustres como Jovellanos, seguro que algún motivo habría.

 

El tiempo que debían destinar al trabajo lo destinaban a guerras, fiestas y orgías. Difícilmente gozaban de un período de paz: cuando no era entre nobles apoyados por la Iglesia, era la Iglesia contra nobles o nobles contra la Iglesia. En los ratos libres, también se dedicaban a pensar... por ejemplo: creando nuevas medidas recaudatorias, de represión, humillación o sumisión y, no hablemos de los horrorosos métodos de tortura.

 

Una de estas humillaciones era el derecho de pernada. El diccionario español lo define así: Antiguo derecho que se atribuían  ciertos feudales, de entrar en el lecho de la desposada antes que su marido, y que se rescataba por un tributo en metálico.

 

En este caso el pudor y la conciencia... podían más que el “señor”, y le daba dos opciones a la víctima. Aunque es de suponer que alguno habría, que primero le exigía el pago, y luego se acostaba con la novia.

 

Otra de estas sumisiones, con unas connotaciones increíbles, sucedía en Lourenzana (Lugo) con la ceremonia de entrega del “pájaro rey Charlo”:

En Villanueva de Lorençana, abadía de los frailes benitos donde detenta cincuenta o sesenta vasallos, di un autor de fins do XVII, elige (o abade) un alcalde mayor y los vasallos alcaldes ordinarios; (os frades) tiene tal abuso que el día de Reyes tienen obligación de ajuntarse en su consistorio el alcalde mayor y los dos ordinarios, el regimiento y todos los vasallos sin que falte ninguno, so una pena muy grave; y aquel día han de tener allí un pájaro rey chiquito del papillo colorado, el cual quince días antes andan solicitando por no incurrir en las penas; y juntos parten desde el consistorio y los dos alcaldes en medio de toda la plebe, con una jaula en dos aldabas y dentro el pájaro, y con  esta orden llegan al convento donde está el abad con toda la comunidad, debajo de su doçel; y habiendo hecho una gran reverencia con una rodilla en el suelo, llega el alcalde mayor y saca el pájaro de la jaula y lo pone en las manos del abad, diciendo que aquellos vasallos, en señal de fidelidad piden a su reverendísima les tenga por fieles y leales; toma el abad el pájaro en las manos y saca su tijera del estuche y, abierta, la pone al cuello del pájaro y dice “veis vasallos este pájaro (enseñándoselo); veis cómo está en mi mano cortarle la cabeça; pero para que veáis  la misericordia y liberalidad, galante de este convento, suelta el pájaro y le da libertad, como a vosotros también se os da  y permite que andéis libres”.  Pegerto Saavedra. A VIDA COTIÁ EN GALICIA DE 1550 - 1850.

 

Como se puede ver, toda la parafernalia es de lo más humillante y grotesca, incluyendo las palabras del  abad, que merecen ser releídas, para apreciar su misericordia y libertad...

 

Desconocemos los orígenes de la ceremonia “del pájaro rey Charlo”, pero sabemos que en 1420, los vasallos de Mondoñedo, acosados por los señores, deciden dejar estas tierras, para refugiarse bajo la tutela del abad de Lourenzana, quien le brinda mejores condiciones de vida. ¿Cómo sería la vida en Mondoñedo, si para tener libertad, había que ir a cobijarse bajo el pájaro... de Lourenzana?.

 

Había cogido tal dimensión el feudalismo en el año 1753, que cuando se hizo el Catastro del Marqués de la Ensenada, prácticamente habían desaparecido todos los pequeños propietarios. Es más, los señores lo consideraban tan lógico, que incluso en el siglo XVII, se sorprendían de que quedara algún campesino dueño de sus tierras. Así lo refleja en el año 1669 el señor de Lusío, cuando compra un “lugarzito” cerca de Samos y dice:

Es una maravilla en esta tierra haberse conservado hasta tan tarde en poder de labrador. Pegerto Saavedra. A VIDA COTIÁ EN GALICIA DE 1550 -1850.

 

A la hora de hacerse con las propiedades, tenían cierta “humildad”... tanto le valía un “lugar” pequeño como uno grande, una parcela o media parcela. No tenían prisa, tarde o temprano caerían atrapados en sus manos:

En 1655 el Ldo. cura rector de San Adrián de Castro y su anejo, D. Jorge Caamaño Ribadeneira (más tarde Cardenal de Santiago), compra a Domingo de Lema (vecino de Fornelos), labrador y sastre, la mitad del “Tarreo y prado Rojo”. Dos años más tarde le compra la otra mitad. Ramón Romar. ANCESTROS Y VIVENCIAS.

 

En 1667, el mismo D. Jorge compra a Francisco Bentín (en el citado Fornelos) la mitad de la Cortiña do Bao. Esta finca de labradío sólo tenía de sembradura un ferrado, o sea 432 m2, con lo cual la compra se realiza por sólo 216 m2. El precio que paga son seis ducados.

               

En épocas de sembrar o recoger las cosechas los vasallos tenían que abandonar sus cosechas y, con su ganado y sus aperos, ir ayudar a los señores. Como el número de vasallos era muy elevado, podía darse el caso de que su trabajo no fuera necesario, entonces el vasallo tenía que pagar en efectivo, su obligación:

 A mediados del siglo XVIII; los monasterios aun mantenían servicios personales, como el de transporte, obligación de ayudar en la vendimia (sino precisaban del trabajo recibían una compensación económica). Pegerto Saavedra. A VIDA COTIÁ EN GALICIA DE 1550 -1850.

 

En el año 1850, mis antepasados, los Romar, tenían que hacer diversos pagos, uno de ellos dice:

Pagaban de pensión por la parcela das Donas, a Don Pascual Rosendo dela Ciudad dela Coruña Como Comprador de rentas Correspondientes al suprimido combento dela Cerca dela ciudad de Santiago, cuatros ferrados de trigo y una gallina.

 

La renta que pagaban venía siendo  acorde con la época. La parcela citada es de tercera clase, tiene servidumbre de paso, y una sembradura de 2 ferrados y 14 cuartillos y medio (1.125 m2). La semiente que se necesita por ferrado de sembradura es de un ferrado de trigo, y el rendimiento de unos 7 u 8 ferrados por ferrado sembrado. Con lo cual se pagaba de foro, aproximadamente un 35 % del valor de la cosecha; y faltaba el diezmo, la primicia, etc.

 

En cuanto al pago de una gallina, en este caso no dice que tenía que ser “una gallina de campo”, cosa que si aparece con mucha frecuencia en otros documentos. Su origen se debe a que cuando el campesino iba a pagar la renta al señor, aparte del trigo, le llevaba como presente una gallina, para que éste se portara bien y no abusase más de lo que solía hacer. El merino o el recaudador de turno, tomaba nota de lo que al principio era un presente, que luego se convirtió en costumbre y, por consiguiente, en ley. Lo que fuera gallina de campo, me imagino que sería una gallina ponedora, aunque estos personajes a la hora de recaudar se las sabían todas y a lo mejor... hasta tenían previsto que algún día habría gallinas de granja.

 

No obstante, si consideramos que la diferencia entre granja y gallinero sólo está en el número de gallinas, los gallineros de los señores en el mes de septiembre, después de cobrar las rentas, debían ser verdaderas granjas.

 

Como estamos hablando de los Romar, citaré aquí un impuesto que, a pesar de no ser feudal (aunque sí cacique), era bastante abusivo. Este impuesto lo pagaba mi abuelo Andrés en el año 1934, al ayuntamiento de Zás. El recibo en cuestión dice así:

Reparto General. Ayuntamiento de Zás. Año 1934. He recibo de D. Andrés Romar Castiñeira (...) Por cuota anual de atenciones municipales 102,20 Pts.

 

Ignoro cuales eran las atenciones municipales. En aquella época Fornelos no tenía luz eléctrica, ni agua en las casas, ni carreteras,  ni asistencia médica, ni escuelas (a pesar de que en 1916, el recibo de la contribución rústica tenía un recargo del 16%, para atenciones de primera enseñanza). Quizá, entre las atenciones, estuviese el registro civil o el de juez de paz (si estos eran gratis).  Hay que reconocer que mi abuelo era uno de los principales labradores de Fornelos, pero también hay que reconocer que sus ingresos procedían exclusivamente de la tierra que trabajaba.

 

Como digo, la cuota que pagaba me parece muy elevada, si la comparamos con los 6 resales (1,50 Pesetas), que ganaba al día un obrero. El mismo año el criado de casa cobraba anualmente doscientas cincuenta pesetas, la ropa interior y los zuecos, teniendo en cuenta que, para ganar este sueldo, tenía que trabajar los trescientos sesenta y cinco días del año, de tal manera que si pedía un día para ir a la fiesta a la casa de su madre o si estaba enfermo, tenía que recuperar los días que no había trabajado; el contrato del año siguiente empezaba una vez transcurridos los días pendientes del contrato anterior. Entre los años 1930 y 1934, le subían anualmente 25 pesetas, y no por el IPC, sino porque cuando empezó era un niño, y en 1934 ya tenía 20 años, edad en la que podía hacer todas las labores del campo. Cómo estarían las cosas, que este hombre permaneció en casa 10 años seguidos, y después de ir a la Guerra Civil, aun volvió un par de años más.

 

Siguiendo con mis antepasados, los López, tenían aforado un “lugar” propiedad de las Torres  Romelle, y eran los cabezaleros (personas encargadas de recaudar las rentas en una comarca) de dichas torres para la parroquia de Baio. Entre el “lugar” que trabajaban ellos y otros tres que tenían que recaudar, pagaban en el año 1852:

105 ferrados y 5 cuartillos de trigo, 1 cordero y medio, 4 gallinas, 3 azumbres de mil, 59 reales y 14 maravedíes.

 

La renta se componía de una gran variedad de artículos. Lo de “medio cordero”, es de suponer que, cuando se hicieron con las propiedades, compraron la mitad de una propiedad. En cuanto a  las cuatro gallinas, sí se puede apreciar en otros documentos pertenecientes a estos foros, que su origen sí está en la compra de varías partidas de bienes, donde la renta de cada partida se componía de una gallina y el trigo correspondiente. En aquellos años se modificaba la renta al renovar el foro, por la incorporación de nuevas fincas al “lugar” o por cambio de medidas. En este foral se da un caso curioso. Hasta el año 1794, las rentas se pagaban en las Torres de Romelle, a 8 kilómetros de Fornelos, pero a partir de esta fecha, les obligaron a llevarlas a Santiago, ciudad en la que residían los señores, a 60 kilómetros de Fornelos. Como esto suponía una pérdida de tiempo, después de muchas súplicas, los señores autorizaron de nuevo el pago en Romelle pero, por el cambio, le aumentaron la renta para compensar los portes. Cundo se la mandaron llevar a Santiago, no le hicieron rebaja, mientras que por retornar a su antiguo lugar de pago, sí se le aumentaron.

 

En Galicia había aldeas enteras que pertenecían a un solo “señor”, mientras que Fornelos estuvo siempre muy dividido. Había vecinos que eran dueños del total o parte de las tierras que trabajaban, como mis antepasados los Lema, que eran propietarios desde tiempos inmemoriales o los López, que fueron vinculeiros en Fornelos. También había pequeños propietarios que, aparte de sus propiedades, trabajaban otras arrendadas, como los Suárez, Vázquez, Anido ó Vidal. No obstante la gran mayoría  de las tierras de Fornelos, estaban en manos de hidalgos y otros no residentes.

 

Los mayores propietarios eran los señores de Romelle, dueños de dos “lugares” en Fornelos, y otros dos en Baio. Hicieron compras por varias parcelas y casas en los años 1549 y 1655. Luego en los años 1620, 1655, 1656 y 1657, compraron pequeñas parcelas. Los señores de Martelo (en su día dueños del castillo de Vimianzo) eran dueños del “lugar” que trabajaban los Anido. José Chans, vecino de Corme, poseía en el año 1801, el “lugar” que trabajaban mis antepasados, los Romar. Luego había propietarios de pequeñas parcelas como los señores de Daneiro, Trasariz,  Aplazadoiro,  Penela y los Romero de Cánduas. Y otros como Pascual Rosendo vecino de A Coruña o Manuel Cañizas  que, creo, era vecino de Santiago.  Y por último el iglesario de Baio y la Cofradía del Sacramento.

 

El cura párroco regentaba la Casa Rectoral y los bienes que pertenecían al iglesario. La Casa Rectoral de Baio (a la que pertenece Fornelos) estaba situada en Fonte Romeu.  Así lo hacían constar los curas cuando redactaban las actas parroquiales. En este paraje sólo debía existir la casa del cura y, quizá, fuese abandonada debido a los robos que había en las casas que estaban solitarias y pertenecientes a gente adinerada. También pudo ser debido a la desamortización de Mendizával, pero no vi nada escrito sobre este particular.

 

 En Baio, iglesario no debía tener muchas propiedades o por lo menos, así lo da a entender el párroco D. Jacinto Fariña de Soto y Pardo en el año 1757, fecha en que compra dos parcelas en Fornelos. Una situada en la Agra da Senra y otra en la Agra da Vila. Las cuales una vez descritas, dice:

...las queles dos propieds. según son bien conocidas hoy día desembargo y entrego a mi Iglesia de Bayo y Fabrica: la que por hallarse necesitada de medios por las muchas obras que en ella se hizieron en el tiempo que ha que soy su Parrocho...

 

Quien sí debía tener muchas propiedades, era la Cofradía del Sacramento, o al menos eso es lo que deduce de las anotaciones del libro de dicha cofradía, en el año 1710. En esta fecha, era mayordomo Domingo de Lema (tatarabuelo de mi tatarabuelo), el cual pidió al Arzobispo de Santiago, que se confeccionase un inventario y apeo de los bienes de la cofradía, los cuales llevaban muchos años arrendados y debía temer, que los llevadores dejaran de pagar las rentas y se hicieran dueños de las fincas.

 

El Arzobispo le responde:

... que cualquier ssnº. o notario que fuese requerido dé fe de lo pedido. Fecho en la ciudª de Santiago a veinte y siete dias del mes de marzo de mill. Siete cºs y diez...

 

Domingo se fue a la aldea de Soesto y contrató el notario eclesiástico:

Requerimiento a mi notari. En el lugar y fgrª de San Esteban de Soesto a treinta y un dias del mes de Marzo de mill sietecientos y diez, Domingo de Lema, contenido en la peticion despacho y auto de arriba  presedente, mayordomo actual de la dha. requirio a mi notario Apostolico ... para dichas diligencias... me paragara mis salarios y ocupacion diaria a razón de quinientos ms. (maravedies) por todo que en dha. dependencia y ocupación estuviere detenido... Ante mi Fco.Antº Martínez.

 

Es curioso ver con que detalle se expresa el citado notario:

Llegada. despues de lo suso dho. día mes y año dchos. Yo notario para dar cumplimiento a mi comision aviendo llegado via recta a la fgrª de baio y lugar de Fonte Romeu de ella por la tarde casi noche suspendo el principiar la execucion de dcha. mi comision y ocupo la mayor deste día treinta y uno de marzo de millsetecientos y diez años la jornada sin debengar otro salario. Y lo firmo de que doy fe. Martinez.

 

En el Antiguo Régimen Fornelos pertenecía a la Jurisdicción de Vimianzo, provincia de Santiago. Esta jurisdicción pertenecía al conde de Altamira, al cual había que rendir cuentas. Como ejemplo de estas obligaciones, veamos  lo que pagaban los vecinos de San Vicente de Vimianzo por “derechuras y servicios” en el año 1592:

El Conde de Altamira lleva las cinco partes del beneficio patrimonial de San Vicenzo de Vimianzo e la otra parte que es el sesto la lleva el clerigo del dicho beneficio (...), el Conde de las seis partes lleva las cinco del todo el diezmo e primicias e derechuras que se pagan en dicho beneficio (...).

Es costumbre antigua matar lobo cada año de San Juan a San Juan, e no lo matando se ha de pagar un carnero de un año o real e medio por el, todos aquellos que en la feligresía tuvieren ovejas de suyo.

Pagan de servicio e pedido, los vecinos sean muchos o sean pocos treinta e un reales.

Estan obligados a traer cada un año el pan de cuarto e quinto e nobao e diezmo que se diere, en manoxo al Conde e ponerlo a su costa en la aira de la fortaleza e cubrir las medas, que cada uno se ofrescan açer en la aira de la fortaleza e majar el pan dellas ansi con yeguas como al manlle con que les han de dar de comer y beber.

Estan obligados a reparar la carcel e la puente de la fortaleza siempre que se ofresca, llevando las vigas para la puente e buscándolas a su costa e açer  e reparar la carcel. (Están obligados) a reparar las torres y casa y demas edificios para la fortaleza e reparo de ella trayendo todo aquello que fuere necesario (...) sin poner en ello excusa ni impedimento alguno trayendo la madera e piedras con sus carros e bueyes e por estar preso en la carcel no les han de llevar ninguna carcelaxe porque por aderezar la dicha carcel estan libres de pagar la carcelaxe ellos o toda la xente de su casa.

Estan obligados a velar la fortaleza de Vimianzo e ayudar a prender los presos que el merino les mandare e levallos adonde les fuere mandado.

Los peones que hay nombrados en esta feligresía estaban obligados a ir caminos donde les mandaren, e llevar presos e presentes e guardar los baos por los curros de cada otro e ayudar a llevar el ganado a los curro.

Estan obligados a acompañar la Justicia y merino desta merindad del dicho Conde los días de Sant´ Adrao (San Adrián) ansi en de vísperas como el dicho día.

En la dicha feligresia pagan luctuosa todos aquellos que se mueren, que es la mejor cosa de cuatro pies que tienen e dejaren al fin de su muerte.

En esta feligresía se reciben los mostrencos que allí vienen que por otro nombre se dice aventadizos y colleitios e se recibe para el Conde e lo lleva el e sus renteros e coxedores. 

Estan obligados a reparar la presa del molino de la fortaleza e a limpiar el rego e casa por donde viene el agua al molino hasta acello moler y esto cuando se ofreciere ocasion que el Conde venga a la fortaleza e todas las vezes que estuviere en ella, ansí  de asiento como de pasaxe para que se muela toda la harina que fuere necesaria para provisión de la fortaleza e casa de su señoria e no de otra manera. Xosé Mª Lema Suárez y Roberto Mouzo Lavandeira. O CASTELO DE VIMIANZO.

 

Como se puede apreciar, el Conde se llevaba la mayor parte de los ingresos de la Iglesia. Los excarcelados, si ayudaban a arreglar la cárcel, no pagaban el derecho de carcelaje. En cuanto a matar el lobo,  si lo mataban no pagaban impuestos, en otros casos tenían que pagarlo aunque lo mataran. Años antes, la batida era anual, sino semanal:

 El lobo es por antonomasia el enemigo cruel del campesino. Destruye sus ganados y amenaza incluso su vida. La Galicia de Gelmirez conoce ya una estrategia persecutoria del terrible canino. Cada sábado las poblaciones, chicas o grandes, organizarán una montería en su persecución. (...) a ella tenían que acudir todos: presbíteros, caballeros y campesinos. El presbítero tenía como excusa el ir a visitar enfermos, el caballero si no iba pagaba cinco sueldos y el campesino una oveja o un sueldo. José García Oro. IGLESIA, SEÑORIO Y NOBLEZA.

 

Capítulo aparte merece la luctuosa, por ser un impuesto abusivo, injusto e inhumano. Nadie podía entender (excepto los señores) como a la muerte del cabeza de familia tenían que entregar los herederos la mejor cabeza de ganado. No se tenía en cuenta el número de cabezas: si tenían cuatro se quedaban con las tres peores y si tenían una, se quedaban sin ninguna. Se podía dar el caso de una familia que mal vivía con un par de vacas, con las cuales podía trabajar la tierra, y a la vez le proporcionaban leche y crías. En menos de seis meses se podían quedar sin las dos, ya que si moría primero el marido, entregaban la mejor, y al morir la mujer (en este caso cabeza de familia) entregaban la otra, con lo cual los hijos tenían que morir de hambre. Y no de una manera figurada, sino real. Hoy día tendrían otras salidas, como rebuscar en los contenedores o robar, pero en aquella época se recogían todas las migajas del suelo,  y robar sólo podían hacerlo a los señores. A pesar de que había robos, no debía ser tarea fácil. Recuerdo que en mi infancia, la ilusión de todo caseteiro (jornalero, o persona de pocos recursos) era ter duas vaquiñas para poñer o carro. ¿Qué ilusión tendrían en la época medieval...?.

 

 En el libro citado anteriormente, podemos ver como en año 1724, la jurisdicción de Vimianzo estaba compuesta por 36 parroquias, que se distribuían en 17 privativas del Conde y 19 acumulativas en pro indiviso con su Majestad el Rey. También le pertenecían al Conde en esta jurisdicción, las villas privativas de Camariñas y Laxe.

 

Las 17 privativas, tenían 1.100 vasallos. ...los cuales pagan (por cortar las maderas necessarias para los aperios de su labranza y cubrir sus casas) una gallina cada uno(...). Cada Vasallo del Estado llano en estas feligresias paga por el servicio, que llaman Carnero de lobo, un cordero, ó real y medio de vellon por el cada año de los, en que maten lobo, porque el Concejo que lo logra, queda libre con testimonio de su muerte. Cada Viuda paga una gallina, ó un real por ella.

 

Las 19 acumulativas, a la que pertenecía Baio (y por consiguiente Fornelos), tenían 1.400 vecinos... Pagan por el servicio de carnero del lobo... lo que las privativas,  y unos y otros por pedido 355 rs.  fijos cada año, y de este servicios se escusan algunos, porque tienen la obligación de guardar la persona de su Ecx. estando el Jurisdicción...

 

La villa de Camariñas tenía 140 vecinos... Paga cada uno lo que le corresponde de los 335 rs. del pedido ya expresados (debe referirse a las privativas), y cada viuda una gallina, ó un real.

 

La villa Laxe tenía 120 vecinos... Pagan todos los vecinos por razon de vasallaje á su Exc. 44 rs. y las personas á cuyo cargo corre la venta de vino 50. En la Villa de Laxe se cobra el derecho de maragotas, que son ciertos pescados, que no producen los mas años cosa alguna.

 

Por último dice este libro: Tiene el Estado (de Altamira) de este partido 60 lugares con otras muchas heredades, prados, y molinos, que rentan cada año 2.518 ferrados, y tres quartos de otro de trigo, 49 de centeno, 8 quartillos de manteca, una libra de cera, un carnero, 22 gallinas y media, y 60 rs. y 25 mrs. ... Asimisno se cobra de los ganados forasteros que apastan en los montes de Camelle el derecho de curros, que valdra cada año 6 rs.

 

Según los fueros de la villa de Noia del siglo XV, el mayordomo representante del arzobispo de Santiago, recibía un sinfín de derechos y regalías, de los cuales citaremos una peña parte: La mitad de todos lo frutos de la iglesia de San Martiño... la mitad de vino de las viñas de dicha villa y otras viñas que labraban los feligreses de San Martiño alrededor de ella... la mitad de las ofrendas funerarias de los finados... la mitad de los peces que dan por San Miguel de setiembre los pescadores... la mitad de la décima que pagan los pescadores de congrios, pixota, besugos y otros peces... mitad de la décima que pagan molineros... recibía por cada carga de unto o sebo, dos sueldos... por cada carga de cera 30 sueldos... han de concertar con el mayordomo el pagarle un tanto, las panaderas y castañeras que venden pan o y castañas... También cobraba por todo lo que transitaba por la villa, sobretodo la distinta mercancía que entraba y salía del puerto por barco. Extractado de  A HISTORIA de Ramón Villares.

 

Con respecto al pago de impuestos por vender en las calles, hay que resaltar un caso excepcional, aunque no insólito, que se dio en Mondoñedo:

El 8 de marzo 1412. El obispo de Mondoñedo autoriza a los cosecheros de vino de Mondoñedo para venderlo libremente en la ciudad sin obligación de impuestos. José García Oro. IGLESIA, SEÑORIO Y NOBLEZA.

 

La exención de impuestos no solía darse en los pueblos que pertenecían a la nobleza pero sí se daba con frecuencia en las villas de realengo, donde reyes otorgan fueros y privilegios a los vasallos o a instituciones, como ocurrió en O Cebreiro (Lugo):

La hospedería cebreirega, que en su origen debió ser una humilde palloza, gozó de un esplendor incomparable en la zona. Fue fundada por los monjes benedictinos hacia mediados del siglo IX, pero en 1166 Alfonso VI se la concede a la abadía francesa de Aurillac. Mientras estuvo vinculada a la corona fue un punto destacado en el Camino de Santiago, y los vasallos de estas tierras disfrutaban de innumerables privilegios, libres de todo tributo, pecho y alcabalas.  PUEBLOS DE ESPAÑA de Ediciones Rueda J.M., S.A.

 

En el año 1430, Corcubión tenía doscientos vecinos y con sus treinta barcos vivían desahogadamente de la pesca del congrio y la sardina. Cada uno de ellos pagaba real y medio de servicios de fuego y tres cuartillos las viudas, mientras que a los hidalgos y a los pobres se les eximía del pago. PUEBLOS DE ESPAÑA de Ediciones Rueda J.M., S.A.

 

Posiblemente en Corcubión viviesen holgadamente... pero no deja de ser chocante ver como a los únicos que podrían pagar, se les exima, ya que si exceptuamos a los hidalgos y a los religiosos (que tampoco pagaban) el resto de los habitantes de  las aldeas, eran todos más o menos pobres. Ni que decir tiene, que los pobres eximidos, eran los de solemnidad, lo cual no deja de ser todo un detalle, el no cobrar impuestos a los vagabundos. También es de destacar los pagos que tenían que hacer las viudas: raro era que de una u otra manera, no figuraran en los distintos listados.

 

La hidalgía era hereditaria, pero también se podía  obtener de otras muchas maneras. A veces era fuente de ingresos para la corona, ya que vendía estos títulos, pero en otras ocasiones no era necesario tener poder económico para adquirirlos. Uno de estos casos es el de hidalgo de bragueta, el cual se adquiría por tener siete hijos consecutivos varones en legítimo matrimonio. El otro es más curioso todavía, y se daba en Muros, donde los Reyes Católicos ratificaron en el año 1480 un antiguo privilegio de la villa:

A través de esta disposición cualquier marinero condenado a muerte adquiría la distinción de hijodalgo, salvo aquellos implicados en delitos de traición. Esta gracia les permitía acceder a morir degollados con honor y a librase de la horca y de la difamación que tal muerte entronaba. PUEBLOS DE ESPAÑA de Ediciones Rueda J.M., S.A.

 

En el ejemplo anterior podemos ver lo que representaba “feudal de horca y cuchillo”, con que se encabeza este escrito. Por otro lado y una vez más, también podemos apreciar el cariño con que trataban los señores a sus vasallos, proporcionándole la libertad de poder elegir entre una opción horrorosa y otra igual de indigna.

 

En el momento de hacer los pagos había muchas dificultades, bien por las medidas, las pesas o la calidad de los productos:

Los vecinos de 21 parroquias de Celanova, por ejemplo, se negaron a principios del siglo XVII a pagar al monasterio un tocino anual por hogar; después de varios lances, la Chancillería de Valladolid los condena en 1639 a pagar un tocino salado “mediano”; pero a partir de entonces pagadores y cobradores no se ponían de acuerdo a la hora de decidir que tocinos eran los “medianos”, y los vasallos llevaban al monasterio “los más ruines toçinos, buscándolos de propósito y salándolos con ceniça”,  de manera que ambas partes firmaron una concordia reduciendo la carga en litigio a 8 ó 9 reales. Pegerto Saavedra. A VIDA COTIÁ EN GALICIA DE 1550 - 1850.

 

En Mondoñedo en el siglo XV, había hidalgos que arrendaban las tierras de la Iglesia, y a su vez la subarrendaban a los campesinos, viviendo así de rentas sin tener propiedades. Luego, como no tenían escrúpulos, a la hora de cobrar aumentaban el canon y la medida. Ante las protestas y plantes de los vecinos, el obispo don Gil Soutelo, no le queda otro remedio que intervenir, y lo hace el 5 de mayo de 1421 creando una medida maestra, que tenía que ser copiada por todos. Al mismo tiempo estableció cual era la cuota que tenían que pagar por primicia. Así el que labraba la tierra con dos bueyes pagaría 18 medidas, el que lo hacia con uno pagaría 9, y el que lo hacía con marra pagaría 3 medidas, y cada medida equivalía a 2 celemines:

...que se fasa hua medida certa e ferrada et marcada et que se poña eno noso orro por la qual mandamos facer outras medidas (...) et que pague por esta medida cada lavrador que lavra con dous boys dese oyto medidas arrapadas et o que lavrar con hun boy nove medidas et o que lavrar con marra tres medidas todas por esta misma maneira. Et estas ditas des e oyto medidas han de  fornecer nove celemiis... José García Oro. IGLESIA, SEÑORIO Y NOBLEZA. 

 

A pesar de que cobraban por todo lo que se les ocurría, cuando tenían un caprichito echaban mano de lo que se le antojaba. En el año 1678, los labradores y feligreses de la jurisdicción de Oia, tienen un pleito con los monjes del monasterio, por las extorsiones y ultrajes que tanto el abad como los monjes le hacían:

...Cuando salía el colegio con su prior y los monjes, si encontraban árboles frutales o higueras se subían al árbol y las estropeaban; en una ocasión, porque un hombre les dijo que aquello estaba mal hecho, se volvió el prior y le dio unos palos; y a otro hombre mandó a su mayordomo que lo metiese en la cárcel, y allí estuvo dos o tres días.

Cuando necesitaban gallinas o pollos cogía un  religioso y los mataba sin pagarle a sus dueños. Ramón Villares. A HISTORIA.

 

Muchos años después los frailes todavía conservaban el buen paladar para comer pollos. O por lo menos  eso fue lo que les dio a entender el párroco de San Juan a sus feligreses en el año 1957. En esta fecha se celebraron misiones en todas las parroquias y este cura, en la homilía, le dijo a sus feligreses que era su obligación mantener a los dos frailes que predicaban en la Santa Misión. Pero les advirtió, que debían tener presente que los frailes no comían caldo, ni broa, como lo hacían ellos, sino que había que darles cosas buenas, por consiguiente debían  llevarle pollos. En aquella época comer pollo era un lujo. 

 

A todos estos impuestos (o como se le quiera llamar), hay que añadir los destinados a sostener el clero, los cuales en muchas ocasiones también eran controlados por la nobleza. A pesar de que también eran muchos y de una gran  repercusión económica, eran mejor aceptados que los anteriores. Veamos algunos de los más importantes:

 

Diezmo: El vocablo diezmo significa la detracción que todos los agricultores hacían de sus productos agrarios a favor de la Iglesia, la cual consistía generalmente en la décima parte de los mismos (...) . En otras palabras, el diez por ciento, en especie, de todos los frutos obtenidos de la tierra (cereales, hierba, vino, cáñamo, uva, olivas), así como de los productos obtenidos del ganado (crías, leche, vellones, pieles, miel), extendiéndose el gravamen a determinados productos elaborados (queso, vino, aceite) y a la sal. La diezmación obligaba en principio a todos, tal como quedó recogido en las leyes: “Como por los Ricos-Hombres, como por los Caballeros, como por los otros pueblos, que todos demos cada uno el diezmo derechamente de los bienes que Dios nos da”. (...). Se repartía entre instituciones (cabildo catedralicio, mesa arzobispal, etc.) y eclesiásticos (obispo, deán, racionero, cura párroco, etc... ALCABALA DEL VIENTO. Del Centro de Gestión Catastral y Cooperativa Tributaria.

 

Primicias: Rememoración de la donación bíblica de los primeros frutos a los sacerdotes, las primicias presentan en esta época una gran uniformidad en sus beneficios pero una gran variabilidad en su tasa. El beneficiario es casi siempre el clero local, mientras que la tasa varía desde un celemín por cosechero y grano que sembrase a seis e incluso más (...) “corresponde pagar a cada cosechero de cada grano que sembrare, y ello aunque la cosecha fuese corta”... ALCABALA DEL VIENTO. Del Centro de Gestión Catastral y Cooperativa Tributaria.

 

El diezmo era el más costoso, se pagaba el diez por ciento de la producción, y en principio obligaba a todos. Mientras que la primicia, aunque mucho menos costosa,  se pagaba aunque la cosecha fuese corta.

 

Voto de Santiago: Tributo que los labradores pagaban a la vez que el diezmo y la primicia a favor de la Santa Iglesia del Apóstol Santiago. La cuota variaba de unos lugares a otros, determinándose generalmente en función de los frutos cosechados a partir de unos mínimos exentos. Llegados a determinado nivel de cosecha tampoco aumentaba el voto para el labrador. En ocasiones se fijaba en proporción a los pares de bueyes o mulas de labranza que poseían. ALCABALA DEL VIENTO. Del Centro de Gestión Catastral y Cooperativa Tributaria.

 

En el voto de Santiago, hay que destacar su sistema progresivo. Ahora que los políticos pasan los días hablando del IRPF progresivo y de un mínimo exento, (mínimo que les debía dar vergüenza a todos ellos) resulta que ya lo aplicaban en Galicia hace siglos. Aunque lamentablemente en Galicia tenían que pagar el progresivo, el regresivo, el directo y el indirecto.

 

Derecho de mula y cuchara: Derecho señorial o vasallático que disfruta el arzobispo. Aparece en la operación de Santiago de Compostela. ALCABALA DEL VIENTO. Del Centro de Gestión Catastral y Cooperativa Tributaria.

 

El derecho de mula, debió ser lo que pagaron los vecinos de Baio en el año 1734. En esta fecha se estaba reconstruyendo la iglesia parroquial, y en el “Libro de Fábrica”, en el capítulo de gastos de dichas obras, podemos ver dos anotaciones consecutivas, que dicen:

...Mas trª y seis rrs. que costo el alquiler de la mula en que vino Fray Iñigo mestre de obras de sn. Martin de sn, Yago a reconocer la Iglesia nueva, y ocupo en venida, estancia y buelta ocho dias los cuales a cinco rrs. y los otros quatro... Mas diez rrs. y ocho ms. que importaron dos ferrados de trigo que se cocio para los carreteros, carpinteros y otros que fueron a Trasariz por las vigas y mas madera...

 

Creo que el alquiler de la mula era desproporcionado, si lo comparamos con lo que pagaron en la misma fecha por el trigo (un ferrado equivale a 13 kilos), y si tenemos en cuenta que cien años después, en 1846 un mulo valía 85 reales.  Con ello por los ocho días de alquiler, le pagaron la mitad del valor del mula. Lo que no cobró el mestre, fue el derecho de cuchara, es de suponer que comiera en la casa del párroco. Por último podemos ver como era la comida de los carreteros y carpinteros... trigo cocido. ¿Iría acompañado de algo de carne...?. 

               

Por último había un sinfín de pagos a la Iglesia, como por ejemplo: Misas de fundación, mandatos del testamento, administración de los sacramentos, ofrendas, bulas, en las fiestas de  Pascua, y Corpus, etc.

 

Si echamos un vistazo a la historia, es fácil ver con frecuencia períodos de hambre, por falta de cosechas,  así como grandes epidemias, donde moría un elevado porcentaje de vecinos. Por último las guerras, donde los vencedores llevaban todo lo que les era útil. A pesar de todo, los vasallos tenían que hacer frente a sus obligaciones,  aunque la cosecha fuese corta...

 

Como se puede apreciar con todos estos datos, la economía familiar tenía que ser insostenible, y de alguna manera tenía que estallar aquella situación. Esto ocurrió en el año 1467 con la revolución de Os Irmandiños. La sublevación comenzó en las ciudades, encabezada por algunos nobles y el bajo clero, a los que se unieron los campesinos en masa. Avanzaron rápidamente y derribaron cuanta fortaleza encontraron a su paso. A los señores les cogió por sorpresa y no pudieron hacer frente a la multitud desesperada. Pero  más tarde se reorganizaron apoyados por el Rey, y por parte del clero, y todo se vino abajo. El castigo para los vencidos fue horroroso. Si antes la situación era desesperante ahora todavía era peor. Unos propusieron colgar a todos los vasallos rebeldes de  los carballos de Galicia, pero otros dijeron  que si sé hacia eso, no habría mano de obra para reconstruir de nuevo las odiadas fortalezas. Hombres y animales de carga, con sus aperos, fueron puestos sin objeción al servicio de los nobles, y obligados a reconstruir parte de las fortalezas.

 

Toda Galicia seguía salpicada por enfrentamientos entre distintos bandos. Los Reyes Católicos, intentaron poner orden y pacificar Galicia. No quieren que se levanten de nuevo las fortalezas, ni que se edifiquen otras nuevas. Los nobles, por su parte, siguen exprimiendo a los campesinos, y aunque los Reyes Católicos intentan  impartir justicia, cada cual hace lo que le viene en gana:

Durante el siglo XV los procuradores gallegos habían señalado, como ejemplo de la arbitrariedad imperante, los casos frecuentes de imposiciones nuevas o agravadas por los señores. Sobre el particular existían numerosas normas prohibitivas. Los Reyes Católicos citan especialmente las promulgadas en las Cortes de Santa María de Nieva durante el reinado de Enrique IV:

“Que ningunos caballeros ni otras personas, de ningun estado o condicion que sean, ni alcaides no sean osados de hacer portadgos, ni pedidos, ni pidan, ni lleven tributos ni emposiciones nuevas, so qualquier nombre o color que sea, de mercancias ni de bestias ni de pescado ni por otra cosa moderada suma, ni lleven rondajes ni castillerias, ni otro tributo, ni derecho alguno por persona, ni por cargas ni por bestias  ni por carretas ni por mercaderias ni mantenimientos, ni por ganados algunos ni por pasado de mercaderias ni por cosa alguna dellas”. José García Oro. IGLESIA, SEÑORIO Y NOBLEZA.

  

En fin, que de nada valió la sublevación. Los atropellos siguieron otros 500 años. Ni siquiera la revolución francesa, a la que los gallegos se habían adelantado en más de 300 años, pudo extenderse hasta Galicia, para redimir a mis paisanos y ancestros.

 

     

Madrid, 8 de Noviembre de 2002

 

Ramón Romar López

 

 

 

 
 www.fornelos.net