José Romar Castiñeira (1845-1922) (Tio Pepe)
En el libro "Ancestros y vivencias" podemos leer la biografia de este legendario familiar:
José Romar
Castiñeira, conocido por toda la familia como el "Tío Pepe". Nació el 8 de
septiembre de 1845 y muere, soltero, el 5 de octubre de 1922. A los veinticinco
años marchó para Oporto. Todo su equipaje lo componían el calzón que llevaba
puesto y un "bolo do lar" dentro de un saco. Ni calzado llevaba para un
trayecto de más de trescientos kilómetros a pie.
Al llegar a Oporto lo primero que tenía que buscar era: trabajo. Allí la mano de
obra iban a buscarla al mercado. Los que tenían oficio llevaban en la mano una
herramienta que le identificase, simplificando la contrata. Así, por ejemplo, un
carpintero llevaría un martillo o un cepillo, y un cantero un pico. "Tío Pepe"
no tenía oficio, pero tuvo suerte y se encontró con gente conocida. En aquella
época era mucha la gente emigrada desde Soneira, y entre ellos estaba un
pariente de la Torre de Laxe, al que llamaban "Perra Chica da Torre". Todos
recalaban allí esperando ahorrar lo suficiente para poder tomar el barco hacia
Brasil (en aquella época para ir a Brasil había que salir de Portugal igual que
para ir a las colonias españolas había que salir de España). Como "Perra Chica"
marchaba ya para Brasil le dejó a "Tío Pepe" su puesto de trabajo en una fábrica
de chocolates. Era éste un trabajo duro, que requería mucho esfuerzo y estaba
mal pagado, y consistía en amasar el chocolate con los pies.
Así estuvo dos años. Pasado este tiempo fue reclamado para el Brasil por su
pariente. Allí se instaló en el estado de Río Grande do Sul, en una zona en la
que, cuando llegó, había sólo seis casas. En ese lugar estuvo dieciocho años,
durante los cuales llegó a poseer tres casas y una gran fortuna formada entre
otras cosas por una fábrica de velas y jabón y una tienda de ultramarinos con
taberna. También aprendió a leer y escribir en portugués.
Para atender el negocio tuvo que comprar esclavos. Llegó a tener seis, que era
el número máximo que le permitía el gobierno para evitar que los blancos fueran
linchados por los negros. El "Tío Pepe" los trataba muy bien. A pesar de ello
tuvo problemas con uno de ellos que le llegó a poner un cuchillo en el cuello.
De no ser por la intervención de otros esclavos, que le redujeron, posiblemente
habría sido su fin. Los capataces blancos le decían:
- "Os negros non se lles pode rir, nin ensinar os dentes, senón o látego"
(A los negros no se les puede reir, ni enseñar los dientes, sino el látigo)
Pero él decía con orgullo que ellos le querían, y contaba que cuando regresó a
España y se despidió de ellos, éstos lloraron, temiendo, seguramente, que
entonces serían vendidos, como así ocurrió, a pesar de que la esclavitud fue
abolida oficialmente en Brasil en 1886.
Al cabo de dieciocho años ininterrumpidos, enfermó y vino a España para curarse,
en 1889. En el barco que venía, se encontró con Juan Suárez "o Maroto", que
regresaba de Buenos Aires, a donde había emigrado una vez que su padre se había
jugado todos sus bienes. Durante el viaje comentaron sus "Américas" y cuando "o
Maroto" se enteró que el "Tío Pepe" traía 17.000 pesos y él 15.000, se puso
furioso y si no fuera porqué ya estaban en alta mar, hubiese retardado el
regreso hasta tener más ahorros. Luego en Fornelos "o Maroto" compró una casa y
el "Tío Pepe"hizo una casa adosada a la de él
(la casa donde yo nací) y le dio 30
ó 40 centímetros más de alto, como señal de ser más rico, cosa que nunca le
perdonó "o Maroto".
Cuando se restableció quiso volver a Brasil, pero sus hermanas no le dejaron.
- "Non vaias Pepiño, non vaias. Xa temos cartos abondo e xa somos ricos"- le
decían.
Había dejado encargado de sus negocios a un pariente lejano que hizo pleitos con
los caseros y, entre unos y otros, se quedaron con casi todo. Al final, de toda
su gran fortuna, sólo mandaron 3.000 pesos de oro (15.000 pesetas de la época),
que aún así era una cantidad más que respetable. El dinero lo invirtió en
propiedades y en Deuda del Estado. Años más tarde, en 1935, su sobrino y único
heredero, Andrés Romar Castiñeira, reconoce (en la Libreta Azul y con letra de
su hijo Ramón) tener dichos cupones en fecha 1 de octubre de 1928 (fecha en que
posiblemente lo pasó a su nombre). Estos títulos fueron vendidos por los
herederos de Andrés (mi padre y mis tíos), en el año 1955 . También en 1889 y,
como ya dije, hizo determinadas compras de fincas. Asimismo, tengo documentos
firmados por él en 1890. Se dice que gracias a los intereses que producían los
títulos y el dinero que tenía en efectivo marcharon muchos vecinos de Fornelos a
las Américas. El dinero, con sus intereses, era devuelto luego desde América por
los emigrantes.
Siempre que el "Tío
Pepe" recordaba Brasil (cosa que hacía muy a menudo) terminaba llorando y decía
con amargura que con lo que él había tenido allí podía mantener a toda la
familia sin trabajar.
- "Co que eu tiña no Brasil, podía ter a tódo los meus sobriños sentados
nunha cadeira, sen traballar"- decía.
Quizás debido a su poderío económico en la familia, se sentía "rey y patriarca"
y entre otras cosas obligaba a sus sobrinos a ir a darle los buenos días a su
cama.
Entre las muchas cosas que pertenecieron al "Tío Pepe" se encuentran las monedas
de oro que mi padre había guardado en secreto en el desván, dentro de un candil
de carburo viejo, y que repartió entre sus hijos el día de sus bodas de oro, el
23 de marzo de 1975. También se encuentra en mi poder un libro del Nuevo
Testamento donde se puede leer: "Río Grande do Sul a 24 de marzo de
1.874,José Romar Castiñeira", una pistola que trajo del Brasil y un diploma
a su nombre como miembro de la "Sociedade Portugueza de Sua Magestade
Fidelisssima el Rey de Portugal D. Luiz 1 °... Jose Romar Castanheira... 24 de
Abril de 1883 ". De la pistola contaba mi padre que al atardecer lo cargaban
y disparaban dos tiros al aire, con lo cual los nativos que vivían en la selva
próxima no se atrevían a acercarse a robar por la noche, debido al pánico que
les producían las armas de fuego.
En 1893 hace su primer testamento, el cual rectifica en 1908, al morirse dos de
sus hermanas, dejando a su muerte un total de veinticuatro parcelas, la casa
Pequena do Lugar y lo anteriormente citado.