INTRODUCCION
Como comentaba en el trabajo que hice sobre el árbol genealógico de mi
familia: "Durante las largas noches del invierno gallego, huérfanos de radio,
televisión y hasta de luz eléctrica, uno de los entretenimientos de mi niñez era
escuchar las historias que los más viejos contaban, mientras calentábamos los
huesos reunidos en torno al hogar. Había historias de aparecidos y meigas,
historias de lugares lejanos, anécdotas cotidianas y también historias reales de
nuestros antepasados, contadas de generación en generación... "
Cuando yo hoy, siguiendo esta tradición familiar, les cuento a mis hijos esas
anécdotas y recuerdos, siempre me responden lo mismo: -"Lo que tienes que
hacer es escribir todo eso que nos cuentas"
Hace dieciocho o veinte años ya escribí algunos apuntes, y los guardé. A lo
largo de este tiempo he seguido escribiendo y tomando nota de alguna cosa, según
la iba recordando. Ahora, con la colaboración de mi hermano José María y de todo
lo escrito (de lo contrario ya no recordaría muchas cosas), he decidido escribir
esta especie de "memorias".
El interés, poco o mucho, que puedan tener estas, no se debe, obviamente, a mi
humilde persona, sino a las circunstancias en las que me desenvolví. Y ese
interés no se encontrará en su espectacularidad, sino, más bien, en todo lo
contrario. Mi vida fue la misma que la de tantas y tantas personas de mi
generación. Pero, muchas veces, el vértigo de la vida moderna no nos permite
apreciar la cantidad de cosas que pasan a nuestro lado a toda velocidad, sin
darnos apenas cuenta.
Nuestros hijos pertenecen a la generación de la televisión, los vídeo juegos,
el láser, los viajes de ida y vuelta a la luna, las autopistas de la
información, la comida rápida, el marketing y la sociedad de consumo. La nuestra
fue la de la vida en el campo, trabajando de sol a sol, cuidando del ganado, en
la Galicia de las meigas y la Santa Compaña. La evolución que se produjo
entre los años 1960 y 1980 cambió totalmente la vida de los pueblos. Por ello,
la mayoría de lo que aquí comento, hoy no existe. En el corto período de unos
cuantos años desaparecieron muchas tradiciones centenarias.
He procurado entremezclar la documentación escrita con las vivencias y
anécdotas que me contaron familiares y amigos, así como las que yo mismo viví,
sufrí y disfruté, a fin de componer la historia de mi familia y de el lugar
donde nací, Fornelos (Baio - A Coruña), en sus distintas épocas, y de manera
especial la de mediados de siglo.
Quisiera agradecer la colaboración prestada por los curas de las dieciocho
parroquias que visité, para recabar datos sobre la familia. También al personal
del Archivo Histórico del Reino de Galicia y mi más sincero agradecimiento a
todos los vecinos que me dejaron sus documentos y me comentaron sus historias y
anécdotas.
Por último agradecer también de manera especial a Xosé María Lema Suárez, toda
su información y apoyo.
Todo ello está escrito desde la perspectiva jocosa, sin ánimo de ofender a
nadie y con el fin primordial de que no se pierdan totalmente las tradiciones
que en estas páginas se recogen.
Como decía Ortega, "yo soy yo y mi circunstancia", así que dedicaré los
primeros capítulos a contar un poco la vida de un servidor, para pasar a
continuación a centrarme en "mi circunstancia".
Madrid,
mayo de 1999.

Ramón Romar López
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